Hola, amigos. Se cumplió en estos días pasados el aniversario del primer viaje a la Luna (… que sepamos), y, además, fue en Luna Llena. Pero, por ser una historia bien conocida, hoy no hablaremos de este histórico viaje sino de uno posterior, con los mismos protagonistas, y del que también podemos decir que fue toda una aventura. Pues, sí, después de su regreso, y después de pasar una cuarentena y unos días de recuperación, los astronautas del Apolo XI se embarcaron en un nuevo viaje alrededor del planeta Tierra. Pero, pongámonos en antecedentes. Así que: tres…, dos…, uno… ¡Despegamos!
Desde los comienzos de la carrera espacial norteamericana surgió la necesidad de establecer una red de estaciones de control a lo largo y ancho del planeta que sirviera de apoyo en los programas de la NASA. A tal efecto se constituyó el llamado MSFN (Manned Space Flight Network) o Red de Vuelos Espaciales Tripulados, que contaba con varias estaciones construidas en lugares estratégicos, donde ello fuera posible, o incluso con estaciones móviles (montadas en barcos o en aviones) donde no hubiera tierra firme.
En este contexto, y en virtud de los acuerdos de cooperación con los Estados Unidos, para España, el INTA (Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial), un organismo autónomo dependiente del Ministerio de Defensa, construyó tres estaciones de apoyo a la NASA: en Fresnedillas y Robledo de Chabela, muy cerca de Madrid, a 40º de latitud Norte, y en Maspalomas, en el extremo sur de la isla de Gran Canaria, cerca del Trópico de Cáncer.
Antigua estación de Fresnedillas de la Oliva. Fue clausurada en 1985. |
Estación de Robledo de Chabela. Actual Estación Espacial de Madrid. |
Estación de Maspalomas. Actual Centro Espacial de Canarias. |
Y, como muestra de agradecimiento a la colaboración prestada, se estableció la costumbre de hacer una visita de cortesía, tras el regreso de cada una de las misiones tripuladas, a todas aquellas estaciones que habían participado en el desarrollo del programa. Casi siempre de forma discreta y sin levantar demasiada expectación.
"Jajaja... ¡Qué buen trabajo me han hecho, chicos!" |
Recibimiento en Ciudad de México |
Hacia el sábado 4 de octubre de 1969, y tras concluir el periplo americano, la expedición cruzó el Atlántico. Y en la tarde de ese día el avión presidencial tomó tierra en el aeropuerto de Gando (Gran Canaria), iniciando su estancia en España. Michael Collins había llegado unas horas antes en un vuelo de línea regular, y a él se le unieron Buzz Aldrin y Neil Armstrong con el resto del equipo. El numeroso público que se congregó en el aeropuerto recibió entre aplausos a los héroes del Apolo XI. Pero, en lo sucesivo, un férreo control de seguridad evitaría su contacto con las muchedumbres, dado el carácter semi-privado de la visita. Y, aunque aprovecharon el fin de semana para descansar, cumplieron con la visita protocolaria a sus colegas de la estación de Maspalomas, alojándose en un hotel cercano. Desde esa estación se había llevado, entre otros asuntos, el control de los electrocardiogramas de los astronautas, y, aunque no es un dato del todo consensuado, ésa parece ser que fue precisamente, según fuentes fidedignas consultadas, la primera base terráquea en recibir la señal del alunizaje del módulo Eagle. Eran exactamente las 20:17:40 (hora local) del día 20 de julio de 1969, y se oyó esto:
“Houston…, aquí Base de la Tranquilidad. El Águila ha alunizado”
Extrañas coincidencias del destino: la última tierra que dejó atrás Colón antes de dirigirse hacia el Nuevo Mundo, cinco siglos después fue la primera en recibir el mensaje de llegada a un “nuevo mundo” por parte de un astronauta americano embarcado en una nave llamada Columbia. Pero, bueno, también hubo tiempo para los regalos y la diversión.
A Neil Armstrong, después de haber pisado la Luna, ya sólo le quedaba un reto más por cumplir en la vida: bailar una isa (trenza). Ya podía morirse tranquilo. |
Neil Armstrong y su esposa Janet, en aquellos días, en aguas de la Mar Océana. Del Mar de la Tranquilidad a la tranquilidad del mar. |
Cartel de publicado por la revista Actualidad Española, anunciando la llegada de los diestros de la NASA |
"Constituye para nosotros un enorme honor estar con ustedes en Madrid esta noche. Somos portadores del saludo cordial del presidente Nixon, como también de la expresión de su profundo agradecimiento por la cooperación de los magníficos técnicos aeroespaciales españoles, que hicieron posible
el vuelo del Apolo XI.”
el vuelo del Apolo XI.”
En medio del acto, uno de los miembros de la delegación norteamericana, aquejado de una gripe que también afectaba a varios miembros del equipo, sufrió un desvanecimiento en plena calle. Y este suceso fue aprovechado por la prensa sensacionalista europea para hacer correr el rumor de que los astronautas traían un extraño virus lunar. Cosas de la época.
Los astronautas del Columbia a los pies del monumento a Cristóbal Colón |
Y, ya por la tarde, y unas horas antes de su partida hacia París, los astronautas fueron llevados, por sorpresa, a una sala del hotel donde se alojaban, para asistir a un pintoresco ritual indígena. Allí mismo, y ante su asombro, recibieron de manos de tres toreros famosos del momento tres trajes de luces, al tiempo que, medio ruborizados, se sintieron “obligados” a colocarse sus respectivas monteras, también de regalo. Y, según parece, no las lucían mal, ¿no?.
Armstrong declaró: "Gracias por este regalo tan hermoso; sabemos que tiene un gran valor sentimental para ustedes, a quienes admiramos como hombres de valor”. Ya ven, no hay duda de que un experto piloto como el señor Armstrong sabía cómo improvisar un buen "aterrizaje", jeje. Y qué extraña coincidencia arquetípica: el toro y la Luna juntos,… otra vez.
"La Luna se estaba peinando en los espejos del rio, y un toro la está mirando entre la jara escondío. Cuando llega la alegre mañana, y La Luna se escapa del rio, el torito se mete en el agua, embistiendo al ver que se ha ido. Y ese toro enamorado de La Luna, que abandona por las noches la manâ, y es pintado de amapola y aceituna, y le puso campanero el mayoral. Los romeros de los montes le besan la frente, las estrellas y luceros lo bañan de plata. Y el torito que es bravío y de casta valiente, abanicos de colores parecen sus patas."
(Carlos Castellano Gómez, compositor español)
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♪♫"Luna Azul, tú que me viste estando solo, sin un sueño en mi corazón, sin un amor en mi haber. Luna Azul, tú sabías por lo que yo estaba allí. Me escuchaste pronunciar una oración pidiendo por alguien a quien yo realmente pudiese querer. Y, entonces, allí súbitamente apareció ante mí la única persona a quien mis brazos abrazarían. Escuché a alguien susurrar: "Por favor, quiéreme con locura". Y, cuando miré, ¡la Luna se había vuelto de oro!. Luna Azul, ahora ya no estoy solo, sin un sueño en mi corazón, sin un amor en mi haber""♪♫
Saludos.